Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

¿Dónde se cuida mejor a una persona enferma, en una Residencia o en su propio domicilio? (página 2)



Partes: 1, 2

Cuando se decide sacarla de casa para llevarla a la de una de
sus hijos o parientes, generalmente va a padecer problemas de
desorientación agudos, denominados "Síndromes
confusionales", fundamentalmente durante los días
posteriores a su llegada al nuevo hogar. Esos trastornos se
producen porque los enfermos pierden los puntos de referencia que
tenían en su domicilio lo que les ocasiona un
empeoramiento del estado
general, y suele ir unido a su desorientación y
confusión.

Es conveniente que la nueva familia conozca
esta situación y que se encuentre preparada para asumir
esos problemas, teniendo infinita paciencia y muchísima
calma, explicando si hay niños o
adolescentes
la enfermedad del abuelo/a y el porqué de la
decisión de traerlo al nuevo domicilio.

Es muy importante si son varios miembros de la unidad familiar
del paciente que conozcan la enfermedad que este padece a fin de
ayudar en todo lo que puedan y distribuirse entre todos la carga
de trabajo al
objeto de disminuir el estrés en
la familia
cuidadora.

¿Es
adecuado que le lleves a un Centro de
Día?

Actualmente este servicio es
uno en los que más se está trabajando desde la
política
de Servicios
Sociales y Asociaciones de enfermos con Alzheimer u
otras demencias. El objetivo
fundamental es mantener a los enfermos en su medio durante el
mayor tiempo
posible, siendo un recurso prioritario para garantizar una mejora
en nuestra autonomía, equilibrio,
estimulación y seguridad.

En numerosas ocasiones los centros de día previenen el
ingreso en una residencia (institucionalización), el
aislamiento social, alivian la carga que soportan los familiares
y cuidadores, protegen a los grupos de
enfermos más vulnerables como son las personas con
deterioro cognitivo y difunden información de carácter general.

¿Es
conveniente que le lleves a una residencia?

En ocasiones y cuando existen determinadas circunstancias
familiares de carácter transitorio o definitivo, como
ingreso en un hospital, maternidad, enfermedad, etc, hacen
imposible que los cuidadores familiares les dediquen la atención que habitualmente les prestan.

Cuando esto ocurre, en numerosas ocasiones se opta por
ingresarlos en una residencia, al objeto de mantener la
estabilidad clínica de su enfermedad, y favorecer que
durante el mayor tiempo posible puedan ser autónomos en la
realización de las actividades básicas de su vida
diaria, además de continuar en conexión con el
mundo que les rodea, en definitiva atenderles integralmente en
todo momento para que puedan disfrutar de la mejor calidad de
vida posible.

Esto es muy bonito escrito pero generalmente se queda en una
utopía o sueño irreal que no se refleja por
desgracia en nuestra vida diaria cuando los enfermos aquejados de
deterioro cognitivo y otra patología crónica como
puede ser una cardiopatía isquémica ingresan en una
residencia.

Generalmente el familiar cuidador tiene (para el resto de la
familia) la obligación moral de
llegar a las condiciones más extremas de cansancio,
estrés e incluso de propia enfermedad antes de pedir un
tiempo para sí mismo al objeto de reponer energías
y descansar.

En otras ocasiones el ingreso se produce porque la persona con
demencia es muy agresiva o padece episodios de agitación
frecuente; en este caso debemos dejar tiempo para que los
medicamentos pautados por el especialista puedan hacer su
efecto.

Cuando se llega a este punto surgen las preguntas:
¿dónde va a estar mejor mi familiar, en una
residencia especializada o en su domicilio aún con malos
cuidados?

En definitiva, observamos que la decisión de ingresar a
una persona en una residencia, es en numerosos casos una de las
más difíciles de tomar, debido en gran medida a las
implicaciones emocionales que se presentan.

Por ese motivo, es fundamental informarnos previamente al
ingreso en una institución, de todas las
características y servicios que ofrece el centro y si se
adaptan o no a las necesidades de nuestro familiar.

¿Cómo escoger una residencia de
calidad para la persona con deterioro
cognitivo?

Antes de responder a esta pregunta acudamos al diccionario de
la Real Academia Española para saber la definición
de calidad, que
según el organismo citado lo define como: "la propiedad o
conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su
valor".

El mismo diccionario define la buena calidad como la
condición o requisito que se pone en un contrato.

Mi opinión en cuanto a la mejor forma de elegir la
residencia para nuestro familiar con deterioro cognitivo u otra
enfermedad crónica, es valorarla como si fuésemos
nosotros quienes tuviésemos que ingresar. Muchas veces
vemos publicidad de
estos centros, definiéndolos como "especializado en
Alzheimer y otras demencias", cuando la triste realidad es que
esto no es así en muchísimos casos.

Actualmente en la mayor parte de las residencias para personas
asistidas, gran parte de los residentes son pacientes con
demencia, siendo éste uno de los principales motivos que
decide a la familia el ingreso en una institución.

Aunque parezca increíble a día de hoy es
difícil encontrar un centro que tenga establecido un
programa de
formación continuada para sus trabajadores, debido
fundamentalmente al desconocimiento o desinterés por parte
de la empresa de la
existencia de cursos de formación, lo que debería
ser una obligación de aquella ya que beneficiaría
tanto al trabajador como al objeto de sus cuidados: el
residente.

La escasez de
personal
laboral
(actualmente aún muy poco especializado) se debe entre
otras razones al poco salario (fijado
en el convenio colectivo), lo que provoca una alta
rotación de las personas que se dedican a cuidar.

Así mismo y en cuanto al número de trabajadores
(plazas públicas) que recomiendan las diferentes
comunidades autónomas de nuestro país, vemos que no
llegan a satisfacer a las familias de los residentes, motivo por
el que la empresa privada
tampoco se muestra en
absoluto exigente.

De esta manera encontramos que la diferencia entre una
residencia especializada en Alzheimer, y otra de asistidos que no
da publicidad a esa especialización apenas existe.

Cuando podemos solicitar una plaza en una residencia
pública (en función
del baremo correspondiente), nuestra elección serán
tres centros posibles, lo que no supone que tengamos garantizado
el ingreso en uno de ellos, siendo la Comunidad quien
en su momento nos avisará donde hay una plaza libre para
nuestro familiar enfermo y tendremos que aceptarla, aunque se
encuentre a distancia considerable del domicilio familiar.

Es conveniente conocer que transcurridos cuatro meses podemos
pedir el traslado a otra más cercana a nosotros o que nos
guste más entre las ofertadas por la Comunidad.

En cuanto a la oferta privada
vemos que es grande y variada en las ciudades y pueblos
importantes, siendo muy escasa en las zonas rurales, sobre todo
en algunas Comunidades Autónomas.

Es curioso observar que las solicitudes de plaza en
residencias es muy alta, existiendo en la oferta privada
numerosas plazas sobrantes y sin embargo el elevado coste de las
mismas hace que muchísimas familias no puedan permitirse
disfrutar de ellas.

¿En
qué debes fijarte a la hora de elegir una residencia de
calidad?

Además de contar con la licencia de apertura
correspondiente (nos pueden informar en el Registro de
Entidades Sociales de la Consejería de Asuntos Sociales de
la Comunidad Autónoma que deseemos), del precio y del
lugar donde se encuentre, debemos tener en cuenta los requisitos
siguientes:

Personal

El personal ideal para una residencia sería el
siguiente, aunque realmente es una utopía a día de
hoy en gran parte de los centros existentes:

Médico presencial, que en muy pocas
ocasiones tiene la especialidad de Geriatría.

Enfermeras, su número dependerá
del número de residentes, lo que también es irreal
ya que no suele haber las que realmente correspondería,
así como su especialidad puesto que no existe aún
la Enfermería
Geriátrica (está en tramite parlamentario
actualmente).

Auxiliares de enfermería
o gerocultoras
, en número suficiente, lo ideal
sería 1 cada 6 residentes. Preguntaremos el número
de auxiliares existentes (este colectivo tiene realizado
estudios de formación profesionales)o
gerocultoras (sus estudios son de muchas menos horas que
las anteriores, aunque también están preparadas
para el trabajo con
personas de edad avanzada), en cada turno, de la
titulación que les exigen así como la experiencia
real, y quienes tienen una formación especializada en
demencias (cosa difícil hasta la fecha dada la poca
formación existente).

Trabajadora o Trabajador Social, suele haberla
en las más importantes.

Psicólogo, no lo hay en la mayor
parte.

Terapeuta ocupacional, suele haberla en las
más importantes.

Fisioterapeuta, igual a la anterior.

Podólogo, generalmente acude al centro
un día a la semana.

Animadora sociocultural, suele haberla en las
más importantes.

Normas internas

– Deberíamos solicitar en administración el Reglamento de
Régimen Interno de la residencia así como el
contrato de admisión. Algunos centros piden a la familia
(por si les parece necesario en el futuro) que firme una
autorización para la sujeción del residente,
colocar una sonda naso gástrica o salir al exterior de la
residencia, etc.

Estas decisiones corresponden a la familia una vez llegado el
momento y habiéndolo dialogado con el médico de la
residencia.

– Observemos la expresión del rostro de las auxiliares
que pasan a nuestro lado, o el de aquellas que se encuentran
trabajando, así como el trato ofrecido a los residentes
(muestras de cariño y afecto, expresiones, ayuda, etc.,)
ya que así podremos valorar la sobrecarga de trabajo de
las mismas.

– Si es posible dialoguemos con algunas de las personas
residentes que observemos que cognitivamente se encuentran bien,
para que nos cuenten cómo se sienten tratadas, si
están a gusto y contentas con el personal que les cuida,
con la comida, etc. Y de aquello que les gustaría se
mejorara en el centro.

– Es conveniente que preguntemos por el sistema de
seguridad (puertas con alarma, personal de seguridad, etc.,)
existente en el centro, haciendo especial hincapié en las
personas con demencia, dado sus habituales trastornos de conducta y
comportamiento
como la deambulación constante.

– El horario de visitas debería ser libre ya que
nuestro familiar va a vivir en su casa, motivo por el que
deberíamos poder
visitarlo con libertad
(dentro de un horario adecuado en cuanto al aseo, alimentación,
sueño, etc).

Igualmente y si lo deseamos podríamos ayudar en su
higiene o
darle los alimentos a la
hora de la comida sin poner impedimentos la
institución.

– Es conveniente conocer si existe protocolo para el
cambio de
absorbentes (pañales), su frecuencia, y si debemos
proporcionarlos nosotros, así como las cremas
dermoprotectoras, colonias y otros elementos de higiene, ya que
si no las lleva la familia generalmente las cobrará el
centro mensualmente aumentando los gastos.

-Preguntaremos cómo y cada cuanto tiempo se le realiza
la higiene bucal a los residentes, poniendo aún más
interés
en aquellos que tienen sonda nasogástrica al objeto de
evitarles problemas bucales.

– Observaremos si existen personas con sujeciones
físicas atadas a las sillas de ruedas o sillones, las
químicas o farmacológicas son más
difíciles de observar y que son utilizadas en numerosos
casos por la residencia como una solución a su falta de
personal o de adaptación al espacio y mobiliario, ya que
en definitiva son un problema que aumenta la agitación del
enfermo, su inquietud y sufrimiento, así como el nuestro
al verlos tratados
así.

– En una institución no debería haber personas
con escaras o úlceras por presión,
ya que en numerosas ocasiones se deben a falta de la
realización de un adecuado programa de cambios posturales,
por carencia de personal.

– Igualmente nos informaremos del protocolo existente para las
visitas nocturnas a los dormitorios, para la seguridad de los
residentes, cambio de absorbente, alimentación de refuerzo
en caso de personas diabéticas, etc. Si disponen de un
sistema de seguridad por cámaras solicitaremos que nos
informen del mismo.

– Es conveniente leer muy detenidamente los protocolos
anteriores así como preguntar todas las dudas que podamos
tener para evitar llevarnos sorpresas muy desagradables que por
desgracia suelen ocurrir.

Instalaciones

Lo ideal sería que todos los espacios fuesen
accesibles, esto es que no tuviesen barreras
arquitectónicas como por ejemplo las escaleras que
deberían ser sustituidas por rampas de acceso, así
como los pasillos que sería conveniente dispusiesen de
barandillas a ambos lados.

No deben percibirse malos olores en ningún lugar, sobre
todo en aquellas zonas donde se les cambia el absorbente que
debería estar dotado de extractor de olores,
depósitos cerrados herméticamente para los
desechos, etc.

Todas las salas sería conveniente que tuviesen una
decoración alegre y con abundante luz.

Dormitorio

Es aconsejable que disponga de distintivos que me faciliten su
reconocimiento (cuadros, muebles o alguna decoración de su
domicilio), ya que así me proporcionará seguridad y
posiblemente me evite en gran medida la desorientación,
siempre en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer.

La cama ha de ser articulada y los muebles deberían
tener las esquinas romas, de esta forma es más
fácil que no pueda golpearme ni tropezar con ellos.

Igualmente no debería haber cables por el suelo, alfombras,
ni moquetas por el peligro de caída que pueden ocasionarme
y sus consecuencias en muchos casos fatales. También deben
existir suficientes enchufes que me permitan en un momento
determinado o cuando haya perdido movilidad la posibilidad de que
se pueda enchufar un colchón o cojín
antiescaras.

Respecto a las ventanas decir que mejor si no puedo abrirlas
por lo que es conveniente que dispongan de un sistema de
seguridad.

La habitación ha de resultarme confortable y espaciosa
así como permitir el paso de una silla de ruedas,
debería disponer de un baño adaptado
(gerontológico) sin bañera y sin cortinas, con
ducha y suelo antideslizante.

Los espacios comunes

Una residencia de buena calidad debe disponer de una serie de
espacios comunes dirigidos a dar una atención total a los
residentes, entre los cuales destacan los siguientes:

– Personal formado y preparado para la atención de la
persona de edad avanzada, que le guste el trato al anciano con
cariño, ternura y dedicación.

– Sala de fisioterapia, con fisioterapeuta a ser posible en
turnos de mañana y tarde, con el gimnasio correspondiente
dotado de todos los aparatos precisos.

– Diversas salas de Terapia Ocupacional en las que se
desarrollen programas de
estimulación cognitiva: psicomotricidad, musicoterapia
y gerontogimnasia.

– Salas de animación sociocultural.

– Recepción.

– Despacho de administración y secretaría.

– Despacho del médico con facultativo las 24 horas.

– Despacho de enfermeras, con disponibilidad en los tres
turnos de mañana, tarde y noche y personal suficiente.

– Unidad Geriátrica Aguda o de cuidados
intensivos-paliativos, cercana a la sala de enfermeras y donde se
permita el acompañamiento diurno o nocturno a los
familiares que lo deseen cuando el residente se encuentre
ingresado en dicha unidad.

– Sala de auxiliares de enfermería, con personal en
plantilla suficiente y acorde con la proporción de
residentes.

– Salón o salones de comedor, en función de que
el residente sea válido, semiasistido o asistido, con las
mesas diseñadas para que un residente en silla de ruedas
pueda acercarse cómodamente al plato y cubiertos.

– Pequeñas salas de visita para familiares.

– Peluquería y podología.

– Cocina, despensa, etc.

– Sala de lavandería y planchado.

– Servicio de limpieza.

– Salas de descanso para el personal.

– Salas de televisión.

– Salones de estar, bien iluminados y con mobiliario adaptado
adecuadamente para evitar los accidentes al
tropezar con los mismos, incluyendo sillones
gerontológicos con reposapiés, cabezal de apoyo, y
apoyos laterales para impedir el escoramiento del residente con
demencia hacia los lados, o su deslizamiento hacia los pies.

– Es conveniente preguntar si podemos llevar nosotros uno para
nuestro familiar, si el centro no dispone de ellos.

Así mismo todas las zona deben estar bien iluminadas y
amuebladas adecuadamente para una persona con deterioro
cognitivo.

– Vestidores y aseos para el personal trabajador.

– Jardín y terrazas con zona de paseo, mejor en el
exterior, aunque sería deseable que hubiese otras zonas
interiores donde las personas con problemas de
deambulación constante puedan andar sin el peligro que
suponen las caídas y siempre bajo la atenta mirada de una
auxiliar o gerocultora.

Otros servicios

Preguntaremos si hay que pagar algún tipo de "extra"
como lavandería, planchado, peluquería,
podología, material de aseo e higiene, algún tipo
de medicamento especial como los batidos hiperproteicos, etc. Ya
que puede que no estén incluidos en el precio y a final de
mes nos podemos llevar una desagradable sorpresa al abonar la
factura.

La mayor parte de las residencias privadas suman un "extra" en
función del nivel de dependencia del residente, así
como si se utiliza una habitación de la Unidad
Geriátrica Aguda.

Tengamos en cuenta que la persona con enfermedad de Alzheimer
u otra demencia necesitará tarde o temprano toda la ayuda
precisa debido al aumento de su dependencia.

Igualmente debemos informarnos si la residencia dispone de
ayudas técnicas,
como vajilla adaptada y cubiertos ergonómicos para
aumentar la autonomía del enfermo, esponjas jabonosas
individuales y desechables, delantales o baberos especiales para
personas con demencia o sin ella, sillas de ruedas con respaldo
abatibles, barandillas con protecciones, andadores, grúas
y bañeras para residentes encamados, sillas de plástico
con ruedas para el baño, cuñas y botellas para la
defecación o micción, colchones y cojines
antiescaras de silicona o de aire alternante,
etc., que en un momento determinado puede necesitar.

En resumen, debemos recabar y comprobar personalmente, toda la
información posible antes de ingresar a nuestro familiar
enfermo, que en definitiva será el que va a pasar todo el
tiempo en la misma ya que cuanta más información
tengamos mayor libertad a la hora de elegir centro
dispondremos.

Lo que sí debemos siempre exigir son unos cuidados
integrales a
nuestra persona querida, para que sea atendida con cariño,
profesionalidad (no voy a decir vocación porque esto sale
del mismo interior de quien se dedica a cuidar) y ternura, y que
cuando llegue el momento inevitable de su partida hayamos dejado
nuestra huella en el libro de su
vida.

Juan Santiago Martín Duarte

Gerontólogo y enfermero especializado en Alzheimer.

 

 

 

Autor:

Juan Santiago Martín Duarte

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter